9 de marzo de 2009

Todopoderosa

Luego de toda una noche buscándolo por cada esquina de la cama, entre sueños, pesadillas y soledades, se despierta repentinamente y se pregunta: “¿Es un ser humano o un ángel? ¿Es el sol o el lado más oscuro de la luna? ¿Es el mar o el inmesurable suelo que lo guarda?”.

Aunque no sabe cómo definirlo, está consciente de que le ha cambiado la vida.

Suelta la almohada del lado izquierdo, se voltea y por el lado derecho pone los pies sobre la alfombra. Siente el pecho quebrado del deseo inminente por verlo y el miedo a una larga espera para tocarle.
Se decide a abrir las ventanas, el día está más fresco que lo normal, el viento malcriado irrumpe entre su pelo y le impide abrir los ojos totalmente, pero no le imposibilita ver su imagen en cualquiera de las direcciones que mira.

“¡Me lleva…!”, dice con rabia, odia admitir que lo ama, por eso levanta la cabeza, puntea su redonda nariz e imprime en su cara la expresión de todopoderosa, mientras camina hacia la cocina en busca de una taza de café con nuezmoscada.

Riiiiiiiiiiiiiiiing. ¡El celular! La liebre del cuento se quedó corta. -¡Mi amor! ¿Eres tu?... Te extraño.

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