29 de enero de 2009

La memoria se seca al sol

Con la frente en alto mira hacia adelante,
siente la saliva que traga y que se lleva cualquier signo de tisteza y necesidad de afecto,
sus ojos, como si fueran su boca, se tragan las lágrimas
y la piel de su pecho parece el cuero de un elefante blanco.
Cometió el desliz de amar,
tocó y le pareció suave,
probó y fue delicioso,
se aferró, lo disfrutó y lo quiso,
aun estando consciente de que su placer era menos que momentáneo, inexistente.
Un cuento.
Una historia escrita entre sábanas que dejarían ir sus secretos a la luz del sol;
un hecho que cuatro paredes se encargarían de restregárselo en la cara y lo soportaría junto a su soledad.
Y sólo mira hacia adelante, porque nada ha pasado.
"Súper-normal, súper- normal"... en pie... su cuerpo sigue en pie.
¿Qué pasó el sábado? No sé.

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