19 de enero de 2009

¿Cuál letra me dejas ser?

Chateando contigo en el Messenger,
imagino tus poses y expresiones,
tus sonrisas, miradas y tormentos,
tu simpleza, secretos y adicciones.

Tecleando mil frases de angustia,
trabajo, pedidos o tareas,
me disfruto cada punto, emoticons o tonteras
que me envías desde el refugio virtual de tus manos.

Mas, no importa el tamaño de la imagen,
mucho menos la distancia que se burla,
tu presencia es suficiente para adorarte
y morirme de la envidia por tus teclas…

Porque quiero ser tu “T” para tocarte;
por lo menos ser tu “Q” para quemarte,
con la “F” que fustiga cada espera
por la “V” de vivirte un solo instante.

Prefiero también la “D” para que te dejes;
la “S” para que supliques que pare y que siga;
la “X” para que la multipliques por tres,
y la “J” para justificarte
cuando no te quede ni la sombra de la “P” de tu…

pasión por llenarme de ti…

Mientras,
en mayúsculas,
me desahogo... usando la “R” de replay, rewind y reforéstame.

No me importa ser la “Z”,
si me dejas ser tu zorra,
entre las cuatro paredes del viento que despeina la interrogante
y la vuelve exclamación perdidamente
en la tortura de la "E" al final de amarte.

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