Manuela Lora
SANTO DOMINGO.- Amo la Navidad, tengo muchas razones para hacerlo. La número uno es por el sentimiento de renacer de Jesús en mi corazón y en mi vida, me hace sentir amada y acompañada, próspera y cuidada, agradecida y privilegiada.
Amo la Navidad porque aprendí a hacerlo desde pequeña en casa, donde el talento para la decoración de mi mamá daba rienda suelta a su ingenio; y la creatividad y el entusiasmo de mi padre también estaba presente.
Recuerdo en especial un raro arbolito creado por papi en una madera o cartón piedra, que viene con líneas de circulitos separados unos de otros por espacio de una pulgada aproximadamente. Papi lo pintó de verde “Presidente” y lo puso a secar en el patio español de la casa, para luego pasar por todo un proceso colocando los bombillitas desde la parte de atrás, cuestión de que por ningún lado se vieran los alambres. Cuando terminó todo este proceso y su “obra de arte” estuvo lista, vino el momento más esperado, el de encenderlo… es justo ese precioso momento el que guardo en mi memoria, porque quedó tan bello...
Pero no todas las navidades eran iguales. En otra ocasión subimos a la loma de Guaigüí a buscar las piñas que caían de los pinos que adornan ese hermoso bosque, ese año el arbolito lució sus mejores galas. Pero aquel paseo por la loma, desde donde pudimos observar la ciudad de La Vega desde lo alto, disfrutar del maravilloso paisaje, el clima y el olor del lugar, es un tesoro que guardo muy celosamente.
Claro, en otra ocasión, cuando se pusieron de moda los charamicos, a mis padres se les ocurrió que también en casa debía colocarse un arbolito así, pero no que lo compráramos, sino que lo hiciéramos. Así que allí estábamos en aquella odisea para que las ramas secas recolectadas quedaran en buena posición; luego la meticulosa tarea de pintar de blanco cara palito y las piedras con las que aseguraron la base en el tarro donde fue colocado “el árbol”. Los adornos en aquella ocasión fueron figuras criollas que mami compró en algunas tiendas de artesanos de la autopista Duarte, en el tramo La Vega- Santiago, en las cercanías de la entrada del Higüerito de Moca, cuna de los más talentosos artesanos criollos.
En fin, como estas que les he contado, tengo otras muchas memorias que me hacen feliz, no solo para esta época, sino durante todos los años que tengo de vida y son las mismas que me induce a elaborar cada año un arbolito que nadie tiene.
Como todos quieren salir en MercadoSocial.com, durante todo el año recibo grabadas en CD`s notas de prensa y fotos de actividades sociales a las que no alcanzamos a ir, así que luego de que uso el material periodístico, guardo este CD en una caja rosada y desde octubre empiezo a elaborar mi arbolito. Así quiero enviar un mensaje de que reciclemos, pues nuestra tierra, nuestro ambiente, nos lo pide.
A todo relacionista público o agencia que quiera revisar si sus CD`s están en mi arbolito... que pase por casa a echarle un vistazo a la parte interior.
Pues con estos recuerdos y estos mensajes quise compartir con ustedes la alegría de la Navidad, y me despido, no sin antes agradecer a la relacionista pública Rosa Taveras, quien, desde Santiago me envió un dulce cariñito de Navidad. Quiero decirle a Rosa que su regalo, tan delicioso y hogareño, fue la demostración más real que he recibido en Navidad de que valora el trabajo que hacemos, porque haber designado a una persona para que recorriera la capital, sin conocer sus calles y vericuetos, para agradarnos de esa manera, eso… está como la MasterCard… no tiene precio.
Además, hago acuse de recibo del regalo enviado por el Grupo León Jimenes en un enorme baúl; además de los obsequios de Rafael Reyes Bisonó, con su cariño de siempre; mi gente de Tricom, que siempre me tienen presente; Judith Kury y don Edmon, como siempre, ¡muy finos! Gracias por el espacio que me dan en su vida, muchas bendiciones y alegría en esta Navidad para ustedes.
¡Salud para todos!
Amo la Navidad porque aprendí a hacerlo desde pequeña en casa, donde el talento para la decoración de mi mamá daba rienda suelta a su ingenio; y la creatividad y el entusiasmo de mi padre también estaba presente.
Recuerdo en especial un raro arbolito creado por papi en una madera o cartón piedra, que viene con líneas de circulitos separados unos de otros por espacio de una pulgada aproximadamente. Papi lo pintó de verde “Presidente” y lo puso a secar en el patio español de la casa, para luego pasar por todo un proceso colocando los bombillitas desde la parte de atrás, cuestión de que por ningún lado se vieran los alambres. Cuando terminó todo este proceso y su “obra de arte” estuvo lista, vino el momento más esperado, el de encenderlo… es justo ese precioso momento el que guardo en mi memoria, porque quedó tan bello...
Pero no todas las navidades eran iguales. En otra ocasión subimos a la loma de Guaigüí a buscar las piñas que caían de los pinos que adornan ese hermoso bosque, ese año el arbolito lució sus mejores galas. Pero aquel paseo por la loma, desde donde pudimos observar la ciudad de La Vega desde lo alto, disfrutar del maravilloso paisaje, el clima y el olor del lugar, es un tesoro que guardo muy celosamente.
Claro, en otra ocasión, cuando se pusieron de moda los charamicos, a mis padres se les ocurrió que también en casa debía colocarse un arbolito así, pero no que lo compráramos, sino que lo hiciéramos. Así que allí estábamos en aquella odisea para que las ramas secas recolectadas quedaran en buena posición; luego la meticulosa tarea de pintar de blanco cara palito y las piedras con las que aseguraron la base en el tarro donde fue colocado “el árbol”. Los adornos en aquella ocasión fueron figuras criollas que mami compró en algunas tiendas de artesanos de la autopista Duarte, en el tramo La Vega- Santiago, en las cercanías de la entrada del Higüerito de Moca, cuna de los más talentosos artesanos criollos.
En fin, como estas que les he contado, tengo otras muchas memorias que me hacen feliz, no solo para esta época, sino durante todos los años que tengo de vida y son las mismas que me induce a elaborar cada año un arbolito que nadie tiene.
Como todos quieren salir en MercadoSocial.com, durante todo el año recibo grabadas en CD`s notas de prensa y fotos de actividades sociales a las que no alcanzamos a ir, así que luego de que uso el material periodístico, guardo este CD en una caja rosada y desde octubre empiezo a elaborar mi arbolito. Así quiero enviar un mensaje de que reciclemos, pues nuestra tierra, nuestro ambiente, nos lo pide.
A todo relacionista público o agencia que quiera revisar si sus CD`s están en mi arbolito... que pase por casa a echarle un vistazo a la parte interior.
Pues con estos recuerdos y estos mensajes quise compartir con ustedes la alegría de la Navidad, y me despido, no sin antes agradecer a la relacionista pública Rosa Taveras, quien, desde Santiago me envió un dulce cariñito de Navidad. Quiero decirle a Rosa que su regalo, tan delicioso y hogareño, fue la demostración más real que he recibido en Navidad de que valora el trabajo que hacemos, porque haber designado a una persona para que recorriera la capital, sin conocer sus calles y vericuetos, para agradarnos de esa manera, eso… está como la MasterCard… no tiene precio.
Además, hago acuse de recibo del regalo enviado por el Grupo León Jimenes en un enorme baúl; además de los obsequios de Rafael Reyes Bisonó, con su cariño de siempre; mi gente de Tricom, que siempre me tienen presente; Judith Kury y don Edmon, como siempre, ¡muy finos! Gracias por el espacio que me dan en su vida, muchas bendiciones y alegría en esta Navidad para ustedes.
¡Salud para todos!
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