20 de noviembre de 2008

¿Soy lenta?

Sí, tanto como quiero que te desvistas cuando estés frente a mí,
tan suave como desesperante,
para que mis ojos no pierdan detalle alguno de tus medidas,
de la grandeza de tu hombría,
del ardor de la espera, de la realidad de tu juventud.

Lenta,
como el recorrido de la miel que imagino rodea tu aura,
que me atrae y me adhiere a tus límites.

Tanto como mi lengua en su ruta perdida y endiablada por debajo de tus pantalones,
tu cadera sudada,
tu alma sobrecogida,
tus pulmones mendigando un poco de aire...
Tan lenta como saldrían tus palabras después de tenerte,
rogándome: "ya... no ... más".

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