7 de mayo de 2011

Egoístamente… tuya

Segura entre tus brazos y tus planes
entrego lo mejor de mi existencia:
los besos atrevidos perdidos en mi lengua,
caricias en potencia plasmadas a deshoras,
abrazos olvidados guardados en mis uñas,
mil gritos de locura que contrarrestan tu fuerza, tamaño y deseos acumulados.

Saber de tu pureza es suficiente
para entregarte los minutos de perfecta y añejada juventud
que se sacuden temblorosos
en las redes transparente de mi piel ansiosa de ti.

En el éxtasis de ver cómo me tomas,
revivo exhausta y renovada,
derrochada y asustada entre las rutas laberínticas de tu pecho
donde mido y disfruto el torbellino de olas en movimiento,
me libero de angustias reservadas,
de tácticas guardadas,
gritos prohibidos,
jadeos y angustias provocadas por el roce de tu cuerpo con mi alma.

Egoístamente tuya
en secreto me defino,
para respirar tu aire,
provocar tus latidos,
escuchar tus ruegos
y disputarte el hastío
de ver tu ritmo hermoso, fundido con el mío.

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