En una verdosa colina,
encontré tu mirada,
viajaba en el viento humedecido,
asidua al cielo,
tambaleante en la estrella de la mañana.
Tu mirada: rozagante y caprichosa,
Tu mirada: rozagante y caprichosa,
vestida con tul de ángel,
caminante de nubes desconocidas
que transforman tus pupilas diametrales.
En rocíos de esperanza,
conocí tu mirada.
Medrosa;
dormía en una burbuja de paz.
Al contemplarme,
rauda,
se escondió.
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